¿QUÉ ES LA FAST FASHION Y POR QUÉ DEBERÍA IMPORTARTE?
Desde hace ya un tiempo, no dejamos de escuchar en los medios de comunicación y en las redes sociales estas dos palabras, «Fast Fashion«. Pero, lo más impactante es que, desde hace más tiempo, hemos sido consumidores, algunas veces inconscientes, de esta nueva tendencia.
¿Sabemos realmente lo qué es la Fast Fashion?
Es un fenómeno por el cual, los gigantes textiles, introducen colecciones de ropa que siguen la última moda (muchas veces creadas por ellos mismos) y que han sido fabricadas de forma acelerada con productos de baja calidad. Esto ha dado lugar a que, las colecciones que conocíamos hasta ahora de otoño, invierno, primavera y verano, se hayan incrementado a casi 50 anuales.
A esto, hay que sumarle el hecho de que estas líneas, muchas veces, están constituidas por un número limitados de prendas. Lo que crea la necesidad psicológica de tener que comprarlo antes de que se agote y así evitar sentirnos desfasados. Una sensación que dura muy poco, ya que, para seguir fomentando este tipo de consumo, vuelve a aparecer una nueva colección que hace que la anterior ya parezca obsoleta.
Además, otro de sus aspectos negativos es que, debido a las promociones, parece que el dinero que estamos gastando no es tanto, cuando en realidad, lo que haces es renunciar a una buena calidad.
Esta necesidad constante de compra provoca que el uso medio de cada prenda sea de siete puestas antes de ser desechadas, aumentando el consumo de la ropa en un 400% durante los últimos 20 años. Y la realidad es que, con solo duplicar el uso de cada prenda, las emisiones se reducirían un 44%.
La moda mueve trillones de euros al año
Según un informe de ONG Fashion Revolution, se ha visto que, la industria textil es la segunda más contaminante, detrás de la petrolera. Y, en la actualidad, representa un 5% del consumo a nivel mundial, lo que la pone en el cuarto lugar en cuanto a industrias representativas.
Lo que conlleva un gran impacto en el consumo de materias primas y recursos naturales, con las consecuentes emisiones de CO2 o un gran gasto de agua. Sin olvidarnos de las grandes cantidades de desechos textiles que agravan a contaminación.