Hoy queremos acercaros de forma sencilla el concepto de restauración en el ámbito artístico. Según la definición de la Real Academia Española, el significado de restauración es la acción y efecto de restaurar.

En el ámbito artístico, la restauración está vinculada a todos los procesos que se llevan a cabo para preservar o devolver la originalidad de un bien cultural. Este concepto se aplica cuando se recupera o se repara una escultura, un cuadro, un tapiz, un sagrario, un mueble o un edificio.

Por tanto, antes de comenzar cualquier proceso de restauración, el restaurador debe primero revisar y evaluar el estado de la obra de arte, realizar un estudio para poder emitir un diagnóstico y decidir cómo intervenir el objeto y realizar el tratamiento más adecuado. No podemos olvidarnos que es primordial preservar y conservar sus características originales.

La obra una vez tratada debe recuperar y conservar su consistencia física. También tenemos que tener en cuenta su función estética, que no pierda su calidad artística y ser conscientes que históricamente se realizó en un tiempo y lugar determinado y hacen que esa obra sea irrepetible.

Es decir, primero debemos conservar la materia, debemos garantizar que sigan existiendo en el futuro aquellos objetos que intervenimos y que no pierdan su consistencia física. Pero no solo debemos centrarnos en la materia, ya que esta y la imagen van ligadas. Por ello, se deben intervenir la pieza a tratar, sin cometer falsificaciones artísticas o históricas y no debemos borrar las huellas que puedan presentar por el paso del tiempo.

Lo ideal sería recuperar tanto el objeto como su función original y que se devuelva a su lugar de origen, siempre que sea posible.
Para intervenir una pieza tenemos que atender a unos principios prácticos que enumeramos a continuación:

  1. Diferenciar lo existente de lo restaurado. Las reintegraciones deben ser fácilmente reconocibles. En ocasiones hay que añadir volúmenes o reintegrar con color zonas de la obra. Éstas reintegraciones serán invisibles desde la distancia, para dar coherencia y unidad al conjunto. Si nos acercamos, sin embargo, al objeto serán distinguibles y se podrán identificar.
  2. Intervención mínima. Cuanto menos se intervenga mejor. Limitar las intervenciones a casos de verdadera necesidad.
  3. La materia es insustituible. No podemos perder materia original.
  4. Respetar la autenticidad.
  5. Las intervenciones de restauración no deben ser invasivas. Cualquier intervención en la obra, primero debería poder retirarse sin dañar la obra original y no debe hacer imposibles futuras y eventuales restauraciones.
  6. Rechazar reglas generales. Asumir la individualidad de cada restauración

No debemos olvidarnos de que el restaurador no es un artista, por lo que no puede crear estéticamente. Debe limitarse a estabilizar, recuperar, intervenir sin causar daño y no realizar añadidos injustificados. Estos principios son básicos, pero hay que tener en cuenta que se aplican normas específicas si nos referimos a la restauración arquitectónica, la restauración arqueológica o la restauración en el ámbito de los bienes muebles.

Si te ha resultado interesante y quieres profundizar en este campo, puedes consultar el libro del autor Brandi, Cesare. Teoría de la restauración Alianza Editorial; edición (15 octubre 2002). En posteriores post, hablaremos de los orígenes de la restauración y de su historia. Y periódicamente seguiremos haciendo entregas de consejos prácticos, técnicas y trucos para restaurar y recuperar objetos curiosos, muebles y enseres.